Índice
Todo empezó hace ya poco más de un año... con una propuesta que llevé a la Asamblea ordinaria del CTAA el 26 de noviembre de 2008. Fue mi primer contacto con este submundillo de lo colegial, o mejor decir batacazo. Bueno, hubo algo antes:
SACAR LA CABEZA FUERA DEL AGUA
Un día, a mediados de 2008, fuí a una reunión en la sede de Elda -sin saber que eso se llamaba "asamblea de demarcación"-, y había allí un señor -que luego resultó ser el Decano de entonces, J. Castillo-, que vino a reiterar y desarrollar cosas que ya había mencionado en unas cartas dirigidas a todos los colegiados. La crisis ya empezaba a ser una dura realidad, y sus palabras sonaron un tanto apocalípticas, en cuanto a que, con la aprobación del CTE los arquitectos estábamos "jodidos" porque, entre otras cosas, tendríamos más responsabilidad. Aunque, por otra parte, para tranquilizar los ánimos, nos dijo que no todo estaba perdido: las negociaciones para mantener el patio mínimo de 3x3, aunque duras, podían tener sus frutos.
Giré la mirada a diestra y siniestra, y debí parpadear tantas veces como uno que sale de un coma. O sea, nos teníamos que resignar ante un CTE lleno de incoherencias, ya APROBADO, que nos dejaba más desvalidos que nunca, pero con alegría por la posibilidad de seguir con el mismo patio, aunque no era seguro. Y yo que estaba tan tranquilo delante del ordenador trabajando, pensando que nuestros representantes, en jerarquía desde el CTAA, el COACV,... hasta el Consejo CSCAE, leían los borradores o los proyectos de ley, para actuar con sugerencias o alegaciones ANTES de la aprobación de ciertas cosas demenciales.
¿No había arquitectos en los equipos redactores de la norma? ¿Nadie tuvo un rato para leer el último texto antes de su aprobación, aunque fuese algún jubilado? Ahora, con todo ya en vigor había que proponer parches aquí y allá, pero de entrada estábamos "jodidos". No lo entendía entonces ni ahora, pero esa sensación de pérdida de confianza en quien debe encargarse de esas cosas me hizo levantar la cabeza hacia el colegio y sacarla del ensimismamiento "acuático" del trabajo diario. Mezcla explosiva, si tienes menos trabajo y más tiempo para darte cuenta de los problemas comunes que compartimos con otros compañeros a la hora del café.
¿TAN DESCABELLADO ERA PROPONER QUE EL CONGRESO NO FUERA EL INÚTIL PARIPÉ QUE LUEGO HA RESULTADO SER?
Volviendo a la propuesta de noviembre de 2008, pocos meses después de lo anterior, pese a ser presentada en plazo, no fue incluida en el orden del día, y se mencionó al final, cuando nos íbamos, sin darme la palabra. Meses después, atando cabos, averigüé que eso se llama “pasarse los estatutos y el reglamento colegial por las zonas más profundas del agujero negro” y, hasta donde yo he visto, se hace habitualmente en nuestro colegio en los tiempos que corren. No se habló ni de la "toma en consideración", que yo no sabía lo que era.
La sensación de atropello me hizo levantar la mano. "Ah, eres tú", dijo un señor con bigote que luego resultó ser el Secretario, A. Ybarra (inconscientemente, estuve un tiempo comprando cualquier otra marca de mayonesa, sin que tenga nada que ver).
Intenté explicar la idea: ya que el Congreso iba a celebrarse “en casa” y a organizarse desde nuestro COACV, propuse que se trataran allí los problemas reales, acentuados por la crisis, de los ARQUITECTOS (Defensa jurídica ante impagos, sistema decenal de Asemas, jubilaciones de la HNA, venia colegial, abusos de la administración, …) :
"PROPONGO a la asamblea, la necesidad de que en el congreso [CONGRESO DE ARQUITECTOS DE ESPAÑA 2009 en Valencia “Nuevas y viejas formas de ejercicio profesional en España, Europa y el mundo”] se trate la “vieja forma de ejercicio profesional en España”, es decir, la actual forma, como una crítica constructiva al ejercicio de la profesión, desde el punto de vista y la voz del colegiado de a pie (soldado raso), con el fin de analizar nuestros problemas reales cotidianos y mejorar cualquier aspecto relacionado con el ejercicio de la profesión."
Ya sé que debo estar loco, pero me pareció obvio que el Congreso era una oportunidad irrepetible para la puesta en común de problemas similares que teníamos y tenemos los colegiados de distintas partes del territorio nacional, para su tratamiento y solución, y que había que organizar algo al respecto. ¿Quién mejor que el colegio de la sede geográfica del congreso para trasladar esta propuesta al comisario, que era, además, el presidente del CTAV?
Pues res de res, ni flowers. “Ese tema no es pertinente tratarlo ni aquí ni ahora”, se me dijo. Demasiada dosis de realidad por vía intravenosa.
… to be continued.
SACAR LA CABEZA FUERA DEL AGUA
Un día, a mediados de 2008, fuí a una reunión en la sede de Elda -sin saber que eso se llamaba "asamblea de demarcación"-, y había allí un señor -que luego resultó ser el Decano de entonces, J. Castillo-, que vino a reiterar y desarrollar cosas que ya había mencionado en unas cartas dirigidas a todos los colegiados. La crisis ya empezaba a ser una dura realidad, y sus palabras sonaron un tanto apocalípticas, en cuanto a que, con la aprobación del CTE los arquitectos estábamos "jodidos" porque, entre otras cosas, tendríamos más responsabilidad. Aunque, por otra parte, para tranquilizar los ánimos, nos dijo que no todo estaba perdido: las negociaciones para mantener el patio mínimo de 3x3, aunque duras, podían tener sus frutos.
Giré la mirada a diestra y siniestra, y debí parpadear tantas veces como uno que sale de un coma. O sea, nos teníamos que resignar ante un CTE lleno de incoherencias, ya APROBADO, que nos dejaba más desvalidos que nunca, pero con alegría por la posibilidad de seguir con el mismo patio, aunque no era seguro. Y yo que estaba tan tranquilo delante del ordenador trabajando, pensando que nuestros representantes, en jerarquía desde el CTAA, el COACV,... hasta el Consejo CSCAE, leían los borradores o los proyectos de ley, para actuar con sugerencias o alegaciones ANTES de la aprobación de ciertas cosas demenciales.
¿No había arquitectos en los equipos redactores de la norma? ¿Nadie tuvo un rato para leer el último texto antes de su aprobación, aunque fuese algún jubilado? Ahora, con todo ya en vigor había que proponer parches aquí y allá, pero de entrada estábamos "jodidos". No lo entendía entonces ni ahora, pero esa sensación de pérdida de confianza en quien debe encargarse de esas cosas me hizo levantar la cabeza hacia el colegio y sacarla del ensimismamiento "acuático" del trabajo diario. Mezcla explosiva, si tienes menos trabajo y más tiempo para darte cuenta de los problemas comunes que compartimos con otros compañeros a la hora del café.
¿TAN DESCABELLADO ERA PROPONER QUE EL CONGRESO NO FUERA EL INÚTIL PARIPÉ QUE LUEGO HA RESULTADO SER?
Volviendo a la propuesta de noviembre de 2008, pocos meses después de lo anterior, pese a ser presentada en plazo, no fue incluida en el orden del día, y se mencionó al final, cuando nos íbamos, sin darme la palabra. Meses después, atando cabos, averigüé que eso se llama “pasarse los estatutos y el reglamento colegial por las zonas más profundas del agujero negro” y, hasta donde yo he visto, se hace habitualmente en nuestro colegio en los tiempos que corren. No se habló ni de la "toma en consideración", que yo no sabía lo que era.
La sensación de atropello me hizo levantar la mano. "Ah, eres tú", dijo un señor con bigote que luego resultó ser el Secretario, A. Ybarra (inconscientemente, estuve un tiempo comprando cualquier otra marca de mayonesa, sin que tenga nada que ver).
Intenté explicar la idea: ya que el Congreso iba a celebrarse “en casa” y a organizarse desde nuestro COACV, propuse que se trataran allí los problemas reales, acentuados por la crisis, de los ARQUITECTOS (Defensa jurídica ante impagos, sistema decenal de Asemas, jubilaciones de la HNA, venia colegial, abusos de la administración, …) :
"PROPONGO a la asamblea, la necesidad de que en el congreso [CONGRESO DE ARQUITECTOS DE ESPAÑA 2009 en Valencia “Nuevas y viejas formas de ejercicio profesional en España, Europa y el mundo”] se trate la “vieja forma de ejercicio profesional en España”, es decir, la actual forma, como una crítica constructiva al ejercicio de la profesión, desde el punto de vista y la voz del colegiado de a pie (soldado raso), con el fin de analizar nuestros problemas reales cotidianos y mejorar cualquier aspecto relacionado con el ejercicio de la profesión."
Ya sé que debo estar loco, pero me pareció obvio que el Congreso era una oportunidad irrepetible para la puesta en común de problemas similares que teníamos y tenemos los colegiados de distintas partes del territorio nacional, para su tratamiento y solución, y que había que organizar algo al respecto. ¿Quién mejor que el colegio de la sede geográfica del congreso para trasladar esta propuesta al comisario, que era, además, el presidente del CTAV?
Pues res de res, ni flowers. “Ese tema no es pertinente tratarlo ni aquí ni ahora”, se me dijo. Demasiada dosis de realidad por vía intravenosa.
… to be continued.
